
Nunca es tarde para aprender. Retos y necesidades de la formación durante la etapa adulta
Motivos para leer este texto:
Durante el 2017 la Fundación Bofill creó un grupo de trabajo formado por diversos profesionales vinculados a la formación de personas adultas: docentes, responsables de ayuntamientos, entre otros perfiles. Este grupo formaba parte de una estrategia para crear un documento que analizara la situación y propusiera soluciones.
En el marco de este blog, lo innovador de esta iniciativa es que me propusieron participar. Sí, esto es innovador, ya que por regla general las bibliotecas no cuentan como herramienta en las escuelas de personas adultas. Las bibliotecas escolares dirigidas a un público infantil y juvenil son más conocidas y valoradas por su comunidad educativa. Por descontado, existe una numerosa bibliografía sobre este tipo de bibliotecas escolares. En cambio, sobre las bibliotecas en centros de formación de adultos existe muy poca bibliografía y, en Cataluña, he contribuido a ampliarla con la publicación del TFM Bibliotecas en escuelas de adultos: estudio comparativo Cataluña vs. Canadá, Estados Unidos y Reino Unido (2017), del que ya os hablé en otra entrada de este blog.
Aunque mi carrera profesional se ha vinculado principalmente a las bibliotecas públicas, también he colaborado o trabajado en la creación o gestión de bibliotecas en diversas escuelas de personas adultas. Esta vertiente la empecé a realizar desde mis inicios como estudiante en la Faculta de Biblioteconomía y Documentación (Universidad de Barcelona), en la actualidad Facultad de Información y Medios Audiovisuales (FIMA), hasta el 2019 año en la que pasé a trabajar en temas de comunicación (gestión de redes sociales, etc.).
Con estas experiencias, lo que he constatado es que es muy poco frecuente que el equipo directivo valore crear y mantener una biblioteca en un centro escolar de estas características. En el caso de que sea valorado, los recursos son escasos, ya que, los organismos de los que dependen estos centros educativos no apuestan por la existencia de dichas bibliotecas.
Por supuesto, también hay excepciones. De hecho, trabajé durante 10 años en una biblioteca de un CFA que tenía presupuesto y podía participar en la vida cuotidiana del centro. Es decir, he tenido vinculación con escenarios muy precarios y con uno muy insólito.
El documento que ha creado la Fundación Bofill se compone de dos partes: la primera recoge el estado de la cuestión, i en la segunda, se presentan las necesidades y demandas detectadas.
Me gustaría subrayar que el estado de la cuestión es bastante completo: perfiles de los profesionales que trabajan, formación que se imparte, perfil del alumnado, etc. Aquí faltaría un apartado de servicios, donde se incluya la biblioteca, y qué personal lleva a cabo su gestión.
En la segunda parte sí que incluye algunas de las recomendaciones de las que compartí en las reuniones de los grupos de trabajo. Son las siguientes:
TABLA 17. Línea de actuación 4.B.
Introducción de instrumentos, metodologías y espacios innovadores
Fomento de espacios de biblioteca en todos los centros de FLV como recurso básico para a la comunidad educativa en calidad de servicio de información e investigación.
TABLA 23. Línea de actuación 6.C.
Transformación de los centros de formación de personas adultas
Garantizar que haya una biblioteca escolar en cada centro.
Quiero agradecer a la Fundación Bofill esta oportunidad y también la mirada amplia que tuvieron las personas que participaron en estas reuniones.
El documento se puede descargar solo en catalán en formato PDF.